domingo, 29 de abril de 2012

Mensajes Semana Santa Benedicto XVI


(Para leer todos los mensajes haz click  AQUÍ)

LA FE EN CRISTO RESUCITADO TRANSFORMA LA VIDA, LIBERA DEL MIEDO Y LLENA DE ESPERANZA

Ciudad del Vaticano, 11 abril 2012 (VIS).-El Santo Padre ha dedicado su catequesis de la audiencia general de hoy a explicar la transformación que la Resurrección de Jesús produjo en sus discípulos; y ha reflexionado sobre el sentido que la Pascua tiene hoy para los cristianos: la fe en el Resucitado “transforma nuestra vida, la libera del miedo, le da firme esperanza, la anima con aquéllo que da pleno sentido a la existencia, el amor de Dios”.

Benedicto XVI ha recordado que la tarde del día de la Resurrección, los discípulos estaban encerrados en casa, llenos de temor e incertidumbre por el recuerdo de la Pasión del Maestro. “Esta situación de angustia cambia radicalmente con la llegada de Jesús. Entra a puertas cerradas, está en medio de ellos y les da la paz que (…) se convierte para la comunidad en fuente de alegría, certeza de victoria, seguridad en el apoyarse en Dios”.

Después del saludo, Jesús muestra a los discípulos sus heridas, “signo de lo que ha sucedido y que nunca más se borrará: su humanidad gloriosa permanecerá 'herida'. Este gesto tiene la finalidad de confirmar la nueva realidad de la Resurrección: el Cristo que está ahora ante los suyos es una persona real, el mismo Jesús que tres días antes fue clavado en la cruz. Y es así que, en la luz refulgente de la Pascua, en el encuentro con el Resucitado, los discípulos comprenden el sentido salvífico de su Pasión y muerte. Entonces, pasan de la tristeza y el miedo a la alegría plena”.
Jesús los saluda de nuevo: “La paz esté con vosotros”. No se trata solamente de un saludo, ha puntualizado el Papa, sino “del don que el Resucitado hace a sus amigos; y es, al mismo tiempo, una misión: esta paz, comprada por Cristo con su sangre, es para ellos y para todos, y los discípulos deberán llevarla a todo el mundo. (…) Jesús ha completado su tarea en el mundo, ahora les toca a ellos sembrar la fe en los corazones”.

Pero el Señor sabe que los suyos aún sienten temor. “Por eso, sopla sobre ellos y los regenera en su Espíritu; este gesto es el signo de la nueva creación. Con el don del Espíritu Santo que proviene de Cristo resucitado, comienza de hecho un mundo nuevo”.

En este punto, Benedicto XVI ha asegurado que “también hoy el Resucitado entra en nuestras casas y en nuestros corazones, a pesar de que a veces las puertas estén cerradas. Entra donando alegría y paz, vida y esperanza, dones que necesitamos para renacer humana y espiritualmente”. Solo Él puede acabar con las divisiones, enemistades, rencores, envidias, desconfianzas, con la indiferencia. Sólo Él puede dar sentido a la existencia de quien está cansado, triste, abatido y sin esperanza.

Así lo experimentaron los dos discípulos que el día de Pascua caminaban hacia Emaús, llenos de pesar por la reciente muerte de su Maestro. Jesús se acerca a ellos y los acompaña sin ser reconocido, explicándoles la Sagrada Escritura para que comprendan su misión salvífica. Más tarde piden a Jesús que se quede con ellos, y lo reconocen cuando bendice y parte el pan. “Este episodio -ha señalado el Papa- nos indica dos 'lugares' privilegiados donde podemos encontrar al Resucitado que transforma nuestra vida: (…) la Palabra y la Eucaristía”.

Los discípulos de Emaús regresan a Jerusalén para unirse a los otros, ya que “renace en ellos el entusiasmo de la fe, el amor por la comunidad, la necesidad de comunicar la buena noticia. El Maestro ha resucitado y con Él toda la vida resucita; testimoniar este acontecimiento se convierte para ellos en una necesidad ineludible”.
Benedicto XVI ha explicado que este tiempo pascual ha de ser para los cristianos una ocasión para volver a descubrir con alegría y entusiasmo los manantiales de la fe: “Se trata de recorrer el mismo itinerario que Jesús hizo atravesar a los discípulos de Emaús, mediante el redescubrimiento de la Palabra de Dios y la Eucaristía. El punto culminante de este camino, entonces como hoy, es la Comunión eucarística: en la Comunión, Jesús nos nutre con su Cuerpo y su Sangre para estar presente en nuestra vida, para hacernos nuevos, animados por la potencia del Espíritu Santo”.


Para terminar, el Santo Padre ha invitado a los fieles a tener fe en el Resucitado, quien “vivo y verdadero, está siempre presente entre nosotros, camina con nosotros para guiar nuestra vida”, y que “tiene el poder de dar la vida, de hacernos renacer como hijos de Dios, capaces de creer y de amar”. 

sábado, 7 de abril de 2012

La Belleza Insoportable por Nathan Stone sj


Lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y tocaron nuestras manos acerca de la Palabra de vida, …eso les anunciamos.  1 Juan 1:1-2


Si Cristo no resucitó, vana es nuestra fe, vacía nuestra esperanza.  Así de simple.  Si la muerte es más fuerte que el amor, la humanidad queda derrotada, a la larga.  El amor sucumbe, dejando solamente un recuerdo nostálgico, sin sentido ni substancia. 
                   
Nuestra conmemoración anual de la ejecución del joven curandero de Galilea sería homenaje a una muerte trágica, un minuto de solidaridad con él y muchos otros, caídos delante de la maquinaria depredadora que devora la creación sin piedad. 
                  
Pero no es así.  Resucitó.  El Resucitado es la piedra angular.  Los discípulos dan testimonio de lo que han visto y oído.  Dan fe de haber tocado al Cordero inmolado, de haber sentido su aliento y los latidos de su corazón. 
                 
Más allá de las pequeñas primaveras, más profundo que los lindos amaneceres, más real que las abstracciones teológicas; el Resucitado es la luz en nuestra oscuridad, la esperanza en nuestra desesperación, el cálido abrazo de amor en un infierno de frialdad.
                   
Los ojos mortales están enceguecidos por la epidemia de fealdad.  Sobrepasados de falsos imágenes, fragmentados con distractores, corrompidos por promesas incumplidas; no lo ven.  Sin embargo, está presente, infundido en el corazón del mundo caído, redimiendo lo que está perdido, rescatando lo insalvable. 
                  
Se desconoce su belleza, misteriosamente oculta en el fétido basural de un planeta devastado.  Con todo, está.  Es la presencia real eucarística, oculta en el pan y el vino; en la tierra, el aire y el sol; vivificando donde la muerte desgarradora pretende reinar. 
                   
Los oídos mundanos; ensordecidos por el ruido ambiental, intoxicados por ritmos anestésicos, contaminados por mil mentiras espectaculares; no lo escuchan.  No obstante, está hablando, presente, orquestando armonía detrás de esta funesta disonancia ensordecedora. 
                    
No se reconoce su hermosura, sigilosamente escondida detrás de estridencias indescifrables, clamores de indignación y gritos de dolor.  Su belleza no se percibe por el ruido de los distantes cañones de los continentes sitiados por su propia estrechez de corazón. 
                  
La finura delicada del tacto; consumida por expropiaciones indebidas, decepciones frívolas y fantasías imposibles; se pierde.  A pesar de todo, en tiempo real, el Resucitado, presente y velado, coloca su mano sobre toda la creación y; como rey de masa, energía y sentido; ordena a la vida que se levante a caminar. 
                    
La belleza insoportable estremece.  La gente prefiere su mundo cibernético, enmarcado por la pantalla electrónica, fragmentado en ventanas cuadradas de realidad virtual, controlable, predecible y feo. La hermosura infinita desconcierta.  Pero es verdad.  Es real.  Está ahí.
                   
Si no fuera por su presencia redentora, si no fuera por la victoria del amor sobre la muerte, la cacofonía grotesca de esta intolerable cotidianidad ya se habrá llevado las más nobles almas al abismo insaciable.  
         
¿Qué hacer para poder ver?  ¿Cómo vencer la sordera para oír, gustar, tocar? Creo que es cuestión de valentía.  Hay que ser bien hombre (o mujer, de acuerdo al caso) para percibir al Resucitado, para reconocer su hermosura irresistible como verdad, para sentir la simple verdad como fuente de belleza, y así, sin temor, entregar la vida a su energía seductora. 


Pascua.1.2012.B.Belleza insoportable 

Reflexiones Semana Santa

En el siguiente link de Radio Duna pueden escuchar las reflexiones que hicieron Fernando Montes sj y Pablo Walker sj para el retiro en el Colegio San Ignacio del Bosque.