CIUDAD DEL VATICANO, 28 DIC 2011
(VIS).-La oración en la
Sagrada Familia de Nazaret fue el tema de la catequesis de la
audiencia general de los miércoles, celebrada en el Aula Pablo VI y en la que
participaron 7.000 personas.
"La casa de
Nazaret, dijo el Papa, es una escuela de oración en que se aprende a escuchar,
a meditar, a penetrar en el significado profundo de la manifestación del Hijo
de Dios, a través del ejemplo de María, José y Jesús".
"La contemplación de Cristo
alcanza su modelo insuperable en María" que "vive con los ojos
puestos en Cristo y atesora cada palabra suya (...) El evangelista Lucas nos
hace conocer el corazón de María, su fe, su esperanza y obediencia, su
interioridad y su oración, así como su libre adhesión a Cristo. Y todo ello
procede del Espíritu Santo que descenderá sobre ella como sobre los apóstoles
según la promesa de Cristo. Esta imagen de María la presenta como el modelo de
los creyentes que conserva y confronta las palabras y las acciones de Jesús,
una confrontación que es siempre un progresar en el conocimiento de Cristo
".
La capacidad de María para
vivir de la mirada de Dios es "contagiosa". Y el primero que lo
experimenta es José. "Efectivamente con María -explicó el Santo Padre-
y sobre todo después, con Jesús, comienza una forma nueva de relacionarse
con Dios, de acogerlo en su vida, de entrar en su proyecto de salvación,
cumpliendo su voluntad".
Benedicto XVI recordó
que aunque el Evangelio no haya conservado ninguna palabra de José, su
presencia es "silenciosa pero fiel, constante, activa" y que José
"cumplió plenamente su papel paterno en todos los aspectos". Entre
ellos el Papa habló de cómo José habría educado a Jesús a la oración llevándolo
consigo a la sinagoga los sábados y dirigiendo la oración doméstica por las
mañanas y al atardecer. "Así, en el ritmo de las jornadas transcurridas en
Nazaret, entre la casa y el taller de José, Jesús aprendió a alternar oración y
trabajo y a ofrecer también a Dios la fatiga para ganar el pan que
necesitaba la familia".
Después, Benedicto XVI
citando la peregrinación de María, José y Jesús al templo de Jerusalén, narrada
en el evangelio de San Lucas afirmó que "la familia judía, como la
cristiana, reza en la intimidad doméstica, pero también reza junto con la
comunidad, reconociéndose parte del Pueblo de Dios en camino".
Las primeras palabras de
Jesús: "¿Por que me buscabais? ¿No sabíais que debo ocuparme de las cosas
de mi Padre?" pronunciadas cuando María y José lo encuentran
enseñando a los doctores en el Templo, son la llave de acceso a la oración
cristiana, "A partir de aquel momento en la vida de la Sagrada Familia se
intensificó aun más la oración porque, a través de Jesús (...) no cesará de
difundirse y reflejarse en María y José el sentido profundo de la relación con
Dios Padre. La familia de Nazaret es el primer modelo de la Iglesia en que, en torno a
la presencia de Jesús y gracias a su mediación, todos viven en relación filial
con Dios que transforma también las relaciones interpersonales".
"La Sagrada Familia
-concluyó- es un icono de la
Iglesia doméstica, llamada a rezar unida. La familia es la
primera escuela de oración. En ella los niños, desde pequeños, aprenden a
percibir el sentido de Dios, gracias a las enseñanzas y al ejemplo de los
padres (...) Una educación auténticamente cristiana no puede prescindir
de la experiencia de la oración. Si no se aprende a rezar en la familia, será
difícil después colmar este vacío. Por eso invito a todos a redescubrir la
belleza de rezar juntos como familia siguiendo la escuela de la Sagrada Familia de
Nazaret".
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