
domingo, 29 de mayo de 2011
Entrevista a Presidenta Consejo Servicio CVX Jóvenes

sábado, 28 de mayo de 2011
Los jóvenes católicos también están indignados
martes, 24 de mayo de 2011
miércoles, 18 de mayo de 2011
CUIDAR LOS DONES DE LA CREACIÓN
Declaración del Comité Permanente de la Conferencia Episcopal de Chile
1. Ante el debate público y la demanda social que se ha suscitado tras la aprobación de la construcción de represas en Aysén en torno a las políticas y la institucionalidad medioambientales en Chile, como Obispos queremos contribuir con una reflexión en torno a un asunto relevante y urgente. Nos interesa estimular un diálogo serio, abierto e informado, evitando posturas confrontacionales, procurando un sano discernimiento para la acción y el compromiso ciudadano en un ámbito que nos interpela a todos.
2. La búsqueda del bien común requiere la capacidad de detectar las necesidades de la población y discernir cuáles son las prioritarias desde la perspectiva de la dignidad y los derechos de todos los ciudadanos, y esto nos obliga a un cuidado especial por aquellas personas y grupos que se encuentran en situación de mayor vulnerabilidad. Esta búsqueda del bien común no resulta posible sin un auténtico espíritu de solidaridad, en el sentido de hacerse cargo de los demás y sus necesidades. El bien común sólo es posible cuando se piensa en la sociedad como una totalidad y se supera la visión estrecha de los intereses particulares.
3. De una parte, adherimos a la conciencia global de que vivimos en un planeta cuyos recursos son limitados frente a nuestra capacidad de demanda y derroche. Por otra, es importante que reflexionemos sobre el tipo de desarrollo que queremos para Chile. El progreso, o es sostenible o no es progreso. En efecto, la Iglesia no concibe al desarrollo sin considerar la sostenibilidad medioambiental. Así pues, antes de afirmar la creciente demanda por energía como requisito para el progreso, es preciso abordar un proceso como país para construir en conjunto un modelo de desarrollo.
4. La respuesta técnica tiene que ser pensada desde la finalidad humana, como un medio que responde a un fin que la justifica y le da sentido. La ciencia sin conciencia constituye una verdadera amenaza para el bien común de la sociedad. De allí que el derecho al agua y a un medio ambiente no contaminado son reconocidos como derechos humanos fundamentales, que brotan de la dignidad de las personas, fruto de su condición de hijos e hijas de Dios.
5. Como Iglesia tenemos una responsabilidad respecto a la Creación, cuidando y defendiendo públicamente sus dones: la tierra, el agua y el aire; protegiendo al ser humano contra la destrucción de sí mismo; construyendo, en definitiva, una ecología humana. Con el Papa Benedicto afirmamos que “hoy se puede mejorar la eficacia energética y al mismo tiempo progresar en la búsqueda de energías alternativas. Pero es también necesaria una redistribución planetaria de los recursos energéticos, de manera que también los países que no los tienen puedan acceder a ellos. Su destino no puede dejarse en manos del primero que llega o depender de la lógica del más fuerte” (Caritas in veritate 49).
6. El dilema que presenta un proyecto energético es cómo compatibilizar el respeto por el medio ambiente -como un hogar humanamente habitable para todos- con la creciente demanda por la energía. Este dilema es fundamentalmente ético porque implica decisiones que afectan, a corto y largo plazo, la calidad de vida de todo un país.
7. Una decisión basada sólo en intereses económicos es éticamente inaceptable y deplorable porque constituye una mezquina burla de la sociedad. Por el contrario, una respuesta humanizadora al desafío energético requiere un diálogo en el que todas las personas y comunidades, especialmente los más involucrados y afectados por las iniciativas, puedan participar y sus opiniones sean tenidas en cuenta para las decisiones que les afectan.
8. Somos administradores de un mundo que no es propiedad nuestra sino de toda la humanidad. Es deber de todos heredar la tierra a las nuevas generaciones en un estado en el que puedan habitarla dignamente y seguir cultivándola. Cuidemos la naturaleza para hacerla humanamente habitable. Desde una actitud cristiana, así responderemos a la vocación de ser co-creadores y sabios administradores de una obra maravillosa inaugurada por Dios que ama incondicionalmente a la humanidad. ¿Cómo no va a alegrarse Dios Padre con el progreso de su querida humanidad, con tal que sea auténticamente humano e incluya a todos?
EL COMITÉ PERMANENTE DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL DE CHILE
lunes, 16 de mayo de 2011
sábado, 14 de mayo de 2011
LA ORACION RESPONDE AL DESEO QUE EL SER HUMANO TIENE DE DIOS
CIUDAD DEL VATICANO, 11 MAY 2011 (VIS).-En la audiencia general de este miércoles, celebrada en la Plaza de San Pedro, el Papa continuó reflexionando sobre "cómo la oración y el sentido religioso forman parte del ser humano durante toda su historia".
El Santo Padre dijo que en nuestra época "Dios parece haber desaparecido del horizonte de muchos, (...) pero al mismo tiempo, existen muchos signos que nos indican un despertar del sentido religioso".
"Pensando en la historia reciente, ha fracasado la previsión de quien, desde la época del Iluminismo, preanunció la desaparición de las religiones y exaltó una razón absoluta, separada de la fe".
Tras poner de relieve que "no ha habido ninguna gran civilización, desde tiempos inmemoriales hasta nuestros días, que no haya sido religiosa", Benedicto XVI subrayó que "el ser humano es religioso por naturaleza. (...) La imagen del Creador está impresa en su ser y siente la necesidad de encontrar una luz para dar una respuesta a los interrogantes sobre el sentido profundo de la realidad; una respuesta que no puede encontrar en sí mismo, en el progreso, en la ciencia empírica".
"El hombre sabe que no puede responder por sí solo a la necesidad fundamental de entender. Por mucho que piense que es autosuficiente, experimenta que no es así. Tiene necesidad de abrirse a otra cosa o a alguien que pueda darle lo que le falta, debe salir de sí mismo e ir hacia Aquel que es capaz de colmar la amplitud y la profundidad de su deseo".
El Papa explicó que "el hombre lleva en sí una sed de infinito, un anhelo de eternidad, una búsqueda de la belleza, un deseo de amor, una necesidad de luz y de verdad, que lo impulsan hacia el Absoluto; lleva en sí el deseo de Dios. Sabe, de alguna manera, que puede dirigirse a Dios, que puede implorarle. Santo Tomás de Aquino, uno de los más grandes teólogos de la historia, define la oración como "expresión del deseo que el hombre tiene de Dios".
Refiriéndose a la oración, el Santo Padre señaló que "es una actitud interior, antes que una serie de prácticas y fórmulas, una forma de ser ante Dios, antes que la realización de actos de culto o la pronunciación de palabras. La oración tiene su centro y hunde sus raíces en lo más profundo de la persona; por eso, no es fácilmente descifrable, y, por la misma razón, puede ser objeto de malentendidos y manipulaciones. (...) La experiencia de la oración es un desafío para todos, una "gracia" que hay que invocar, un don de Aquel a quien nos dirigimos".
"En la oración, (...) el ser humano experimenta que es una criatura necesitada de ayuda, incapaz de autorrealizarse y de la propia esperanza. (...) Orienta su propia alma a aquel Misterio del que espera el cumplimiento de los deseos más profundos y la ayuda para superar la indigencia de la propia vida. En ese mirar a Otro, en ese dirigirse "más allá", se halla la esencia de la oración, como experiencia de una realidad que supera lo sensible y lo contingente".
Benedicto XVI afirmó que "aunque el ser humano se olvide de su Creador, el Dios vivo y verdadero no cesa de llamar al hombre al misterioso encuentro de la oración".
"Aprendamos a pasar más tiempo ante Dios, ante Dios que se ha revelado en Jesucristo, aprendamos a reconocer en el silencio, dentro de nosotros mismos, su voz que nos llama y nos reconduce a la profundidad de nuestra existencia, a la fuente de la vida y de la salvación, para superar -terminó- el límite de nuestra vida y abrirnos a la medida de Dios, a la relación con Él, que es Amor Infinito".