CIUDAD DEL VATICANO, 30 DIC 2011 (VIS).-El Santo Padre envió un
mensaje …. con motivo de la fiesta de la Sagrada Familia. El Papa escribe:
(...) "Invito a todos a considerar esta celebración como
continuación de la Navidad :
Jesús se hizo hombre para traer al mundo la bondad y el amor de Dios; y lo hizo
allí donde el ser humano está más dispuesto a desear lo mejor para el otro, a
desvivirse por él, y a anteponer el amor por encima de cualquier otro interés y
pretensión. Así, vino a una familia de corazón sencillo, nada presuntuoso,
henchido de ese afecto que vale más que cualquier otra cosa. (...) Aquella
familia, por decirlo así, es la puerta de ingreso en la tierra del Salvador de
la humanidad, el cual, al mismo tiempo, da a la vida de amor y comunión
hogareña la grandeza de ser un reflejo privilegiado del misterio trinitario de
Dios".
"Esta grandeza es también una espléndida vocación y un
cometido decisivo para la familia (...) Os animo (...) a ser conscientes de que
tenéis a Dios a vuestro lado, y a invocarlo siempre para recibir de Él la ayuda
necesaria para superar vuestras dificultades, una ayuda cierta, fundada en la
gracia del sacramento del matrimonio. Dejaos guiar por la Iglesia , a la que Cristo
ha encomendado la misión de propagar la buena noticia de la salvación a través
de los siglos, sin ceder a tantas fuerzas mundanas que amenazan el gran tesoro
de la familia, que debéis custodiar cada día".
(...) "(En) la familia se aprende a convivir, se
transmite la fe, se afianzan los valores y se va encauzando la libertad, para
lograr que un día los hijos tengan plena conciencia de la propia vocación y
dignidad, y de la de los demás. El calor del hogar, el ejemplo doméstico, es
capaz de enseñar muchas más cosas de las que pueden decir las palabras. Esta
dimensión educativa de la familia puede recibir un aliento especial en el Año
de la Fe , que
comenzará dentro de unos meses. Con este motivo, os invito a revitalizar la fe
en vuestras casas y tomar mayor conciencia del Credo que profesamos".
(...) "Pido a Dios (...) que (los jóvenes) no dejen de
darle gracias por el don de la familia, que sean agradecidos también con sus
padres, y que se comprometan a defender y hacer brillar la auténtica dignidad
de esta institución primaria para la sociedad y tan vital para la Iglesia ".
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