martes, 1 de marzo de 2011

Carta desde Amazonía

Nathan Stone sj a los jóvenes de Antofagasta



Queridos jóvenes,


Seguramente, esta carta los va a encontrar todavía disfrutando días de vacaciones, y preparando el retorno a sus diversas actividades, estudios y labores. Al organizarse, no se olviden de poner al Señor primero, preguntarse, ¿qué haría Cristo en mi lugar?


Quería reportar, solamente, y enviar saludos, desde la Amazonía, lugar de la nueva misión que el mismo Señor me ha encomendado. Llevo un mes y medio aquí, estoy dominando el portugués ya, y acabo de terminar un curso en el arzobispado de Manaus sobre realidad amazónica. Hace calor, hay pandémia de dengue y está lloviendo. Hay tres temas que se destacan como fuertes aquí, para que encomienden a los misioneros en sus oraciones.


Primero, el tema de la pastoral indígena. Todavía existen más de cien etnias en la selva, algunas más grandes que otras, algunas más agredidas que otras, pero todas luchando por su existencia. No existen datos exactos, pero se trata de varios millones, en la Pan-Amazonía (un término que se usa para incluir las zonas Amazónicas de Brasil, Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú y Bolivia). La Iglesia ha estado presente durante muchos años, acompañando procesos, y llama la atención la valentía y compromiso. Hay muchos mártires por el Reino en la floresta.


Evangelizar, en este contexto, no es cosa de borrar con lo suyo para imponer otra cosa. La estrategia de la Iglesia ha sido un programa con cuatro estrategias y cuatro objetivos. Los objetivos son anuncio, servicio, diálogo y testimonio, con mucho respeto por la vida y cultura indígena. Como objetivo, ayudarles a conservar sus tierras, su lengua, su cultura y sus costumbres, frente a las amenazas y agresiones, sobre todo de agroindustria. Por el buen ejemplo de los misioneros, muchos piden el bautismo. Y la religiosidad propia de los pueblos, muchas veces, es totalmente compatible con el evangelio y las costumbres católicas.


Me va a tocar trabajo con base en un pueblito que se llama Bonfim, (estado de Roraima, diócesis de Boa Vista). No es propiamente trabajo parroquial. Existe una capilla en el pueblo, pero sin estructura de parroquia. Es tierra de misión, propiamente, y creo que habría que llamarlo pastoral rural e indígena. Vamos a ser tres jesuitas: un maestrillo de Colombia, un curita mayor de Japón, (vocación de Padre Arrupe), y yo. La etnia principal en la zona es Wapichana.


El segundo tema fuerte, ligado con este, es el medio ambiente. La agresión a la selva en los últimos cincuenta años ha sido fuerte. Se ha destruido mucho bosque para poner vacas, agroindustria (que produce más biocombustible que comida), y minería. Todas las tierras deforestadas son tierras ancestrales de los pueblos indígenas. Ellos son obligados a migrar, o sencillamente, se mueren.


Los indígenas saben cuidar la tierra, pero la economía globalizada neoliberal, aparentemente, no. Y, pues, nos estamos dando cuenta que el mundo entero depende de la sobrevivencia de la selva amazónica para limpiar los gases del efecto invernadero de la atmosfera. Un tercio el oxígeno del planeta es renovado por esta selva. Además, la mitad del agua dulce del mundo corre por el sistema de ríos de la Pan-Amazonía. Aquí, se trata de rezar por el planeta, y revisar la vida propia, pensando cómo podemos adaptar los hábitos de consumo para crear un sistema ecológicamente sostenible.


El tercer tema es la juventud. Aquí, les pido su oración en forma especial. La mitad de la población amazónica es menor de 18 años. En las zonas urbanas, (sí, hay ciudades en la selva), miles de jóvenes se mueren por actos de violencia relacionados con pandillas y tráfico. Además, existen mafias que los secuestran. Son vendidos en otras zonas y en otros países como esclavos y esclavas del trabajo sexual, y a veces, para tráfico de órganos para trasplantes. La Iglesia de Brasil ha comenzado una campaña, como parte de su plan de Pastoral Juvenil, para dar respuesta a la violencia contra los jóvenes. El primer coordinador del proyecto fue asesinado. Ésta es una Iglesia de mártires por la causa del Reino. Por eso, pedimos sus oraciones.


Eso por ahora, cuando tenga más noticias, envío algo. Escribo no para impresionar ni para escandalizar, sino para que tomen en serio la misión de la Iglesia. Todos Uds. se están formando para servir al Señor en esta Iglesia, en este mundo real. La tarea viene en serio, donde sea que le toque a cada uno según su vocación. Sean fieles a sus procesos, vayan a sus retiros, cumplan con sus obligaciones, confírmense, y hagan un esfuerzo por crear grupos armónicos sin desanimarse por rivalidades y pequeñeces. El Señor los necesita fuertes. Y pidan por los pueblos indígenas, por los jóvenes, por el planeta, por la Iglesia y todos sus misioneros. Que la gracia del Señor nos acompañe a todos.


Un saludo especial a Hermana Rosana y todo el equipo de la Pastoral Juvenil de la Arquidiócesis. Fuerza y energía del Señor.


En Cristo,

P. Nathan sj

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